la mujer cabra


 

Una leyenda que tuvo lugar en las tierras de México. Si se percatan en la historia es similar a otras leyendas urbanas sobre la muchacha en medio de la carretera.Pero esta vez el relato da un vuelco más terrorífico, es cosa que lean la leyenda para que se den cuenta. Una de las más extrañas historias que ha ocurrido en territorio mexicano, se cuenta que en la carretera de Reynosa a Monterrey, en la República Mexicana, un trailero viajaba a su destino para entregar una carga de diesel que transportaba.

 

Viajaba solo ya que su ayudante de turno no había asistido a trabajar. Eran aproximadamente las 2 de la madrugada cuando por el kilómetro 90 una bella chica se encontraba parada a la orilla de la carretera.

Esta llevaba un minivestidos blanco escotado, el cual dejaba ver sus hermosas y torneadas piernas. La mujer, al parecer, había extraviado sus zapatillas, ya que se encontraba descalza.

Ella le hizo la seña al trailero de que necesitaba un aventón. El no lo pensó dos veces y se orilló para subir a la señorita.

¿La puedo ayudar en algo?, le preguntó. La mujer, con dulce voz, coqueta y con una mirada sensual contestó: ¡Sí, caballero! ¿me puedo subir con usted? El hombre, ni tardo ni perezoso contestó: ¡Claro, súbase, señorita! La mujer subió al trailer y él, emocionado, no dejaba de mirarla y de observar sus torneadas piernas y la mujer lo miraba de reojo, empezando a acariciarse las piernas como tentándolo a que se animara a algo más.

Fue cuando el trailero, en medio de su excitación, dijo: Señorita, debo decir que usted es muy hermosa y tiene unas piernas bellísimas.

La mujer le regaló una sonrisa coqueta y tomó la mano del trailero, la cual llevó hasta su pierna y dijo: ¡Tócalas para que sientas lo bellas que están! El trailero no lo podía creer y comenzó a acariciar las piernas de la mujer, y este cada vez más inclinaba su mano hacia la entrepierna de ella, hasta el momento en que su mano se metió debajo de su vestido y observó la cara de la mujer para ver si no se había molestado.

Cuál sería su sorpresa que ella tenía una cara de placer y éxtasis extremo. El trailero, confiando, comenzó a manosear con confianza las partes íntimas de la mujer, pero inmediatamente notó algo extraño: ésta estaba excesivamente peluda de su entrepierna, con un pelo muy rizado, grueso y áspero, como si estuviera acariciando el pelambre de un perro, pero en medio de la calentura al trailero no le importó y siguió con su trabajo.

 

La mujer comenzó a gemir excitadamente y pasó de gemidos normales como el clásico ¡mmmm! A un extraño y estruendoso ¡meee-ee-ee!.El hombre volteó un poco desorientado y le preguntó a la mujer que si se encontraba bien. Ella le respondió que sí, que por favor siguiera tocándola.El hombre obedeció y la mujer siguió gimiendo y gimiendo, cuando de repente, notó que ella golpeaba fuertemente con sus pies el suelo del camión.

 

Lo extraño es que se oía como si estuviera golpeando con unos tacones de madera, pero la mujer se encontraba descalza. El hombre observó cuidadosamente las piernas de ésta pare ver de qué se trataba y observó que debajo de sus rodillas, sus piernas se habían cubierto de un pelo blanco y rizado, y sus pies se habían transformado en pezuñas, las cuales pateaban fuertemente el suelo y el tablero del camión.

El trailero, asustado, volteó a ver la cara de la mujer y ésta se había transformado en una especie de mitad cara humana y mitad cabra, una cara alargada y deformada.

 

La mujer babeaba y tenía los ojos desorbitados como si se tratara de un animal en celo. El trailero, asustado, salió gritando del camión y empezó a correr despavorido por la carretera, y lo único que podía escuchar detrás de su espalda era el constante ¡meee-ee-ee! Que producía la extraña mujer y el golpeteo de las pezuñas de esta persiguiéndolo.

 

El trailero, por miedo, se rehusaba a voltear, y fue cuando cerca de ahí vio una pequeña ranchería y con lo último de sus fuerzas, casi desmayándose, se dirigió hacia ahí.En las afueras casualmente se encontraba un ranchero, un señor de edad avanzada que le preguntó qué le sucedía, que si lo venía persiguiendo el diablo, a lo que respondió que una mujer cabra lo perseguía.El ranchero, inmediatamente, sacó su rifle y disparó al aire tres veces. Fue cuando se vio a lo lejos a una cabra salir detrás de un matorral y esconderse entre la oscuridad del monte.

 

Después de que el trailero se tranquilizó, el ranchero le dijo que todos los años en época de verano se aparece la mujer cabra por las madrugadas, con el fin de aparearse y escoge a sus víctimas en la carretera, coqueteándoles a los automovilistas que cruzan por ahí, y que todo el pueblo sabe de ella y la asocian con un ser diabólico, una clase de humanoide desconocido.¿Se dieron cuenta? Es como una variante más terrorífica de la conocida leyenda de la mujer en la carretera.

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